La buenaventura es una obra singular, muy representativa de la pintura narrativa de Gloria Ferrer. Encuadrada en el mundo del toreo, la imagen refleja la escena de un torero que expectante al dictamen de la mujer que lee su suerte en una bola de cristal.

La superstición es un elemento muy vinculado al mundo de la tauromaquia. Los toreros, personas valientes a ojos del espectador, son a su vez personas muy supersticiosas, que acostumbran a encomendarse a vírgenes y santos y a llevar con ellos estampas e imágenes religiosas a quienes se encomiendan antes de realizar su trabajo, muchas veces siguiendo rituales metódicamente exactos. Puede aproximarse más al tema leyendo el interesante artículo "Supersticiones" del periodista Javier Manzano publicado en El País en 2010.

La escena, además de reflejar esta costumbre, va más allá, haciendo un guiño cómico al espectador, pues mientras el torero está pendiente de su futuro en la plaza de toros, la bola de cristal parece no advertirle de la aventura que se sugiere que existen entre su mujer y el picador.

Colorista y divertida, esta obra vuelve a mostrar el lado más humano del torero, quien lejos de ser una figura engrandecida por el éxito, nos muestra su miedo.

El pincel de la pintora nos guía a través del detalle de sus cuatro personajes. Sus expresiones, su vestuario y la composición de la obra, recrean una atmósfera satírica que no deja indiferente.